viernes, 13 de enero de 2017

Conquistar y entender los miedos.

Conquistar no es lo mismo que desterrar. Muchas veces pensamos que tenemos que hacer desaparecer todo lo malo por que interfiere con nuestras vidas, ya que no nos damos cuenta que estos pequeños diablillos nos están ayudando a encontrar un camino hacia aquello que consideramos felicidad.
Foto de Monica Lazar 
Si estás en una relación que consideras fallida, en la que te sientes atrapada o atrapado sin poder tomar una decisión, ese sentimiento te está mostrando lo que no quieres, lo que necesitas cambiar para poder volver a sonreír con libertad. El universo te está mostrando lo que tu corazón desea, de ti depende dar el paso necesario para hacer de ese camino una realidad. Pero es ese proceso de liberación lo que se puede tornar complicado, ese momento especial en el que cambiamos la marea de los miedos para mirarlos a la cara y enfrentarlos.
Desde que tenemos uso de razón el miedo está presente, cuando nos caemos mientras aprendemos a caminar, cuando nuestra primera travesura nos lleva al primer castigo; muchos pueden verlo como un virus terrible, algo extraño que la sociedad ha construido para manejarnos, una técnica de sumisión para controlar la mente humana, como los miedos que implantan ciertos gobiernos para mantenernos paralizados. Todo es posible, y muchas veces puede que sea de esa manera, pero si reconocemos los temores desde sus nacimientos perderían su gran poder sobre nosotros; sin embargo, también debemos entender que, sin esa cara de la moneda, jamás podríamos entender la otra que no hemos visto. No importa lo que tengamos de frente, que todo lo que deseemos en este mundo nos sea dado en un abrir y cerrar de ojos; no importa porque perdería el peso de su belleza, y la inmensidad del horizonte se vería mellada por un no se qué de desdén que haría todo menos maravilloso. Todo miedo está en nuestras manos, y no nosotros en la de ellos; de nosotros depende darle la batuta de nuestras vidas o llevar nosotros ese fuego interno que encenderá la antorcha de nuestra alma.
¡Qué suerte tenemos de estar aquí y ahora en este tiempo de cambios!, pues en vez de darle un cuerpo a los problemas, podríamos darle un cuerpo a algo mucho mejor. Cómo se transformaría la vida si viésemos cada día como una oportunidad y no como un lastre que se repite; un día es irrepetible a los otros, y los miedos de ayer no son a los miedos de hoy, al igual que las soluciones. Todo es válido, si tienes un dolor inmenso en tu corazón, reconócelo, pues la ignorancia del mismo no lo va a hacer desaparecer, más bien, contrariamente, lo va a hacer crecer hasta que comience a engullirte los pies para llamar tu atención; primero en tus pesadillas, luego cuando camines despierto y comiences entonces a tropezar cuando en realidad, lo que quieres es caminar derecho.
Pero, ¿qué pasaría si nos sentásemos a hablar con nuestros miedos?, ¿qué nos dirían, cómo se defenderían? ¿Qué pasaría si pudiésemos convencerlos que hay una posibilidad de salida?, ¿qué pasaría si en ese rincón nos entendemos mutuamente y aprendiésemos a vivir en comunión constante de enseñanza y aprendizaje? Ustedes miedos, nos muestran las debilidades que no vemos, y nosotros trabajamos con nuestros corazones para arreglarlas. Todo quedaría en familia, todo quedaría entre nuestros cuerpos y nuestras almas, entre nuestros miedos y nuestros corazones.
Así que cuando pienses en conquistarlos, piensa también en entenderlos; en ver qué te hace sentir tan mal y, sobre todo, en si puedes empezar a ver ese sentimiento con calma, detenerte un momento y entender lo que el mundo y tu corazón te dicen. Escucha a tu alrededor el dolor o la felicidad que sientes, entiende por qué están presentes en tu vida y por qué te siguen tan incansables por donde caminas. Mírales a la cara, a los ojos y reconóceles, pues puede que veas cosas valiosas en el dolor que de otra manera no verías; aduéñate de ese dolor, hazlo tuyo y después libéralo de su propia tristeza, verás que tu corazón comienza a sentirse más ligero y a volar gracias a una forma más aerodinámica de existencia.

2 comentarios:

  1. Hay momentos en que la vida se pasma por tanto miedo. Es el punto de la vida es saber hacer de nuestros miedos oportunidades para crecer y superar las dificultades que tengamos

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