viernes, 28 de abril de 2017

Del valor a la acción

Una vez alguien me dijo: “hay dos tipos de personas en el mundo, los que hacen que las cosas pasen, o aquellas que se detienen a esperar que las cosas pasen.” ¿En cuál de estas dos clasificaciones nos encontramos o nos queremos encontrar?


Follow Me, foto de Andrea Clare
Muy diferente es lo que pensamos y otra lo que hacemos. En nosotros está la capacidad de mover el mundo. La acción y el valor van de la mano, son un sistema de auto levante, un mecanismo que nos permite ponernos de pie por encima de nuestros miedos.
Tomar acción es aplicable a toda circunstancia, caminar hacia lo que se quiere con la cabeza levantada es una tarea que atemoriza a cualquiera, pero sin el miedo no sabemos a ciencia cierta lo que realmente queremos. Un cambio de profesión, el empezar un oficio, el hablar con convicción ante una revolución pacifista, el hacerse uno mismo una muralla para defender a los más necesitados; muchos son los diferentes llamados de acción. ¿Seremos parte de esos cambios o nos quedaremos a las orillas viendo pasar nuestros propios entierros?
Pero cada quién tiene sus propias luchas, la revolución de unos no es la revolución de otros. El juzgar a los otros no nos lleva a la acción, nos lleva a las palabras vacías, y el buscar mejorar nuestras vidas es llenar esas palabras con pequeños pasos; pues el valor es la llave y la acción la puerta.
Abramos la puerta con valor y acción, hagamos que las cosas pasen desde el amor para mejorar nuestro entorno.




viernes, 21 de abril de 2017

Redescubrir y ofrecer nuestros dones



Queremos que el mundo nos ofrezca todo lo que tiene, es nuestro derecho, ¿verdad?, pero si te pones a pensar, es también nuestro derecho, no nuestro deber, ofrecer algo al mundo, ¿qué ofreces tú?
¿Cómo es que nos cuesta desarrollar algo que es tan nuestro? Esos dones que nos pertenecen, que nos hablan, que nos hacen sentir completos. Muchas veces tienen que gritar para ganar nuestra atención, y gran parte del tiempo, ni siquiera los escuchamos. El mejor regalo que podríamos ofrecer con alegría es muchas veces ignorado.

Nuestro concepto actual
Hoy día llamamos dones a aquello que creemos es propio de los más especiales, algo que muy pocos tienen; pero la verdad es que son algo que muy pocos desarrollan. Todos los dones son semillas de creatividad, ya sea pictórica, matemática, de resolución de problemas, de nutrir a los más necesitados, etc. Ellos son parte fundamental de nuestro núcleo, inmersos en nuestro corazón para esperar ser despertados. Los dones están en todos nosotros.
Nuestras sociedades, muchas veces ven estas capacidades como capas secundarias de nuestras vidas. Tener dones matemáticos es más aceptable que tener dones culinarios. Los clasificamos por orden de importancia, cuando todos y cada uno de ellos tienen el mismo valor.

El destino de lo no usado
Con frecuencia, nos encontramos personas infelices en sus trabajos, rumiando el pasar de los días por la falta de pasión que ofrecen y que se les es ofrecida. La pasión es lo que mueve la creatividad y viceversa; una vez despertados nuestros dones estos se abrirán al mundo, si no, dormirán siempre enterrados sin ver la luz.
Cuando somos niños no solemos tener tantos miedos, somos capaces de ponernos la capa de  súper héroes para salir volando por el mundo sin pensar en las dificultades. Soñamos despiertos con otros mundos, o con las diferentes posibilidades que se nos ofrecen, pero pronto lo olvidamos todo, y en su lugar nace el miedo a hacerlo incorrectamente.
En nuestra vida adulta, somos incluso nosotros los que clausuramos los sueños de los más pequeños. Queremos impartirles la realidad que creemos tiene que ser la de ellos, pero gran parte del tiempo, nuestra realidad no admite sueños, no admite pasiones ni cambios al mundo, sólo admite sobrellevar lo que ya existe, lo que pensamos debe permanecer intacto. De esta forma terminamos de criar seres infelices e ignorantes de sus propios dones.

Redescubrir nuestros dones
Para ofrecer algo al mundo, tenemos primero que ofrecer ese algo a nosotros mismos, conocernos y sabernos merecedores de aquello que tenemos en nuestro interior; porque incontables veces nos sentimos incapaces e indignos.
La semilla no se pudre, mientras permanezcamos ella permanece, esperando sólo un poco de agua para surgir y nutrirse con el sol de la esperanza que traigamos hacia ella. Así que es hora de preguntarte, ¿qué te mueve, qué te motiva y te apasiona? ¿Hay algo que de pronto te hace sentir que tienes un globo hinchado en el pecho? Presta atención a esos momentos, aunque sean pequeños. Una vez que los identifiques, piensa, ¿qué puedes hacer para disfrutar de esa sensación con más frecuencia y con más libertad?
Los pequeños pasos siempre nos llevan a caminos más largos. Si el camino es pequeño y sin dificultades, eso puede significar que nos hemos quedado detenidos en un mismo lugar. Seguir el camino que nuestros dones nos ofrecen es darnos una oportunidad a nosotros mismos para nutrirnos y a su vez para nutrir.

El mundo nos ofrece la tierra y el cielo, y yo te pregunto, ¿qué le ofreces tú al mundo y a las personas que te rodean? Recuerda, es tu derecho.

viernes, 14 de abril de 2017

Las voces ajenas de la manipulación

Sin percatarnos, de seguro nos hemos encontrado inmersos en las palabras de otros, en manipulaciones disfrazadas de odios, de reglas, de instituciones. Desembarazarnos de todas ellas de seguro nos va a hacer sentir expuestos, como quitarnos el disfraz en pleno carnaval. Pero el carnaval es sólo un momento, la vida sigue recorriendo el mundo fuera de ese pequeño pestañeo.
A nuestros alrededores están todas las voces hablando, los medios de comunicación, los vecinos, los compañeros de trabajo; hasta que levantamos nuestra propia voz y la hacemos una más del montón, sonando exactamente como las demás, con las mismas reglas y los mismos odios. Nuestra voz se convierte, irremediablemente, en una voz ajena.
Mr(s) Selfdestruct, foto de Mrs-White

En situaciones de confrontaciones mayores, es casi imposible escapar de dichas voces, pero no nos engañemos, incluso en circunstancias menores las encontramos presentes. Están en los estereotipos, en las expectativas, en la intolerancia, en la necesidad de la popularidad y el poder; donde sea que se encuentren los seres humanos, tendremos los ingredientes perfectos para crear la base de las manipulaciones.
Según el Diccionario de la Real Academia Española, una de las definiciones de la manipulación es: Intervenir con medios hábiles y, a veces,arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsiónde la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares. Con todo esto dicho, ¿cuántos intereses ajenos no estamos siguiendo en estos momentos?
Me pregunto, ¿tanto miedo nos da saber lo que realmente pensamos?; descubrir acaso que estamos en desacuerdo con lo que nos hemos dicho o creído gran parte de nuestras vidas, ¿nos destruiría o nos liberaría? Cómo saberlo si no lo intentamos. Si una persona nos dice que nos lancemos de un puente, realmente nos gustaría creer que le refutaríamos. Lamentablemente muchos saltan al abismo sin analizar las opciones.
Crear razones para luchar contra ellos con más odio, es crear nuestras propias manipulaciones. Aunque suene paradójico, el bien común por sobre el particular es dejar de escuchar las voces ajenas para escuchar inicialmente la nuestra. Es como una piedra lanzada a un cuerpo de agua, creará su propio núcleo de ondas para luego extenderse y resonar con el resto, pero siempre en completa armonía. Porque la voz principal que debemos atender es la que sale de tu corazón.
El hacer unapausa es siempre un buen instrumento de ayuda, escuchar atentamente lo que queremos. Una cosa es lo que creemos necesitar y otra es lo que realmente deseamos; sin embargo, el deseo muchas veces se diluye en la creencia de lo imposible, por lo que dejamos a esas otras voces escurrirse y tomar posesión de los rincones de nuestras ideas; de esta forma muchas veces entramos en parálisis, no podemos avanzar en ninguna dirección; por ello, esa pausa le quitaría esos disfraces a esas otras voces, dándonos la oportunidad de reconocer la que debe, por sobre todo, ser escuchada.
Suena casi utópico hablar de armonía entre tanta lucha, entre tanto miedo y desesperanza. No es fácil, debo decir, e inevitablemente nos encontraremos de ese lado más veces de las que quisiéramos; pero el detenernos y reconocer esas voces ajenas, es un primer paso para detenerlas, para acallarlas, y empezar a escuchas las nuestras.

No estamos lejos de nuestra propia realización, la respuesta a esa parálisis siempre ha estado caminando a nuestro lado, comiendo con nosotros y hasta acarreando nuestras dudas. La respuesta la encontraremos en el mismo sitio de siempre, justo donde yace nuestro corazón.

viernes, 7 de abril de 2017

Caminando en círculos con la violencia

La violencia es un círculo vicioso del que sólo podremos salir si damos un paso afuera, como los juegos de saltar la cuerda. O nos quedamos saltando hasta que se nos caigan las piernas y desfallezcamos, o hacemos una pausa para ver la vida desde otra perspectiva.
 Ojo por ojo, dice el Antiguo Testamento, y no por decirlo allí se ha practicado, se practica porque nuestro instinto nos lleva a olvidarnos de todo y a buscar la solución que nos parece más lógica.
La respuesta parece fácil para aquellos que no han experimentado este tipo de violencia o guerra o, al contrario, podría parecer lógica. Personalmente, no considero la violencia como un signo de fuerza enorme, porque la violencia es un instinto básico animal: defenderse o morir; sin embargo, el detenernos un momento y analizar nuestras opciones y las consecuencias es netamente humano, eso es lo que nos diferencia de otras especies animales.

Más de un camino
El luchar por los derechos esenciales del ser humano no necesariamente va de la mano con la violencia, ese es sólo un camino que se decide tomar, pero no es el único que existe; esto lo discutí en uno de mis escritos anteriores, titulado “Escalarlas rabias o descender de ellas.” Siempre hay otras posibilidades, siempre están las opciones más pacíficas.
Muchas veces es más común decir, si tú matas a mi familia yo mato a la tuya; los sobrevivientes dirán lo mismo, y así sucesivamente. Así muy pronto nos quedaremos sin nadie. Pero ¿qué pasa cuando uno de los eslabones se rehúsa a seguir derramando sangre, o cuando ya está cansado de la persecución? La cadena se rompe, o por lo menos es más probable que lo haga, dándole así a la paz una oportunidad para levantarse entre tanta muerte.
La paz no es sinónimo de pasividad e indiferencia, es una fuerza creadora a través del reconocimiento de nosotros mismos en los otros; eso no quiere decir que nos olvidemos de nuestros derechos.

La elección
Creo que estamos muy lejos de que la violencia y la guerra desaparezcan por arte de magia. Aunque todos sepamos que es uno de los componentes que más hiere a nuestra sociedad, es difícil dejar de mirarla, sobre todo cuando está en todas partes: en las calles que caminamos, en las personas que nos rodean, en las pantallas que miramos. Descubrir ese balance parece casi imposible.
Empecemos, primeramente, a ver la paz como una realidad, no como una esperanza lejana a la que perseguimos sin ánimo de alcanzar. Las guerras no duran para siempre, el poder puede intentar quedarse en su puesto por mucho tiempo, pero el para siempre no está contemplado en la ecuación. Todo ciclo tiene un comienzo y un fin, incluso para la raza humana.
Una vez que la simple posibilidad sea una realidad en nuestras vidas, es más lógico que la veamos materializarse poco a poco. No importa que seamos unas cuantas gotas al comienzo, formemos una ola en el océano revuelto, una ola de calma y de fuerza que se extienda paulatinamente.
Tratemos por lo menor de comenzar a buscar esa salida del juego de dar vueltas y vueltas o de saltar la cuerda, por un lado siempre hay una salida de emergencia. No dejemos que la violencia nos engulla y nos haga seguir saltando hasta caer desfallecidos.