Una vez escuché
que cuando se es madre, la mujer activa una parte específica de su cerebro que
permanecía dormida. No lo puse en duda.
La capacidad de
entrega de una madre va, muchas veces, más allá de entendimiento; se escapa de
las explicaciones científicas, de los teoremas matemáticos, e incluso de las
leyes prestablecidas; no hay muchas circunstancias que puedan modificar ese
sentimiento.
Madre y el niño en el dredón rojo, de Cludia Tremblay |
Sin embargo, no
podemos negar que no hay madre perfecta, que alguna que otra dista de lo que
consideramos como tal, pero lo que sí es seguro, es que una madre permanecerá
para siempre como centro fundamental de nuestras vidas. La profundidad de la
relación entre una madre y un hijo tiene repercusiones infinitas, ya sea con
buenas o malas experiencias.
Hoy quise
dedicar este pequeño escrito a toda mujer cuyo corazón la lleva a ser madre. No
todas despertaremos esa parte de nuestro cerebro con un parto natural, pero sí
despertaremos nuestros corazones con un parto emocional, con aquellos hijos,
nietos, padres o abuelos que cuidamos con amor, desde el amor y para el amor.
Como hija
agradezco cada segundo de mi vida la presencia de esa mujer que, no sólo me dio
la vida, si no que me levantó en cada caída, que me alimentó en cada momento de
necesidad emocional o espiritual, que se sentó a escuchar cada uno de mis
sueños y torturas sin enjuiciarme; pero agradezco por sobre todo a la madre que
me enseñó con el ejemplo a ser madre.
Cada uno hemos
vivido experiencias diferentes, algunas maravillosas y otras no tanto, pero de
una u otra manera siempre ha de aparecer esa figura materna en nuestras vidas.
Porque, aunque una madre biológica se lleve el título genético, sólo es aquella
que nutre, que cuida, que en la vigilia nos hace crecer, la que se lleva el
título oficial. Una madre es más que un
cuerpo de mujer, una madre es un corazón lleno de amor.
Esta semana
agradezcamos la presencia de ese ser, o seres, que han nutrido nuestro camino
para hacerlo más transitable; pero seamos más heroicos, tratemos de amplificar dicho
agradecimiento para toda la vida, porque el
amor de una madre no dura una semana o un día, sino toda nuestra existencia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario