sábado, 8 de julio de 2017

Cuando la necesidad de un cambio toca a la puerta

No es fácil aceptar la necesidad de un cambio, y muchas veces es hasta doloroso ver el final de lo que nos ha llevado tanto tiempo construir. El momento, inevitablemente, llega; lo que no siempre sabemos es que ese cambio se da para darnos la posibilidad de empezar de cero.
Poseidon de Mark Rain
Sin importar qué tantas vueltas le demos a una situación, o qué tan enrevesada se vea, nada permanece igual; ese nudo, como muchos otros, se ven en la necesidad de debilitarse, para que así nos demos cuenta que éste, aunque grande, no era indestructible.

¿Se puede solidificar un nudo?
Las situaciones en las que muchos países están son preocupantes, las rencillas, los insultos, la violencia desbocada, son sólo una pequeña parte del día a día. No es fácil ver las soluciones, mantenerse optimistas, no sentirse manipulados; pero lo que es fundamental recordar, y que les recuerden a esos que se empeñan en permanecer, es que ellos no son más que una pequeña pieza en un engranaje que sigue dando vueltas, una pequeña parte de ese nudo que el tiempo y la paciencia desenredan.
De nada vale sentarse en un trono y verse infinito en forma humana, porque no lo somos, porque el trono decae como el resto de las cosas que tienen su ciclo en ese mundo; sin embargo, aunque nuestro cuerpo físico desaparezca, lo que queda es nuestra esencia, esa que alimenta al nuevo ciclo de vida que se levantará de entre unas cuantas cenizas, o, lamentablemente, quizás de entre muchas.

Un cambio de dirección
El cambio en la dirección del viento no es cuestión de perspectivas, es cuestión de necesidad; incluso como raza nos hemos visto a merced de la evolución, ya que aprendemos de nuestros tropiezos para darle paso a una nueva posibilidad. La vida humana y sus experiencias, se podría decir, se basan en el ensayo y error.
El querer perpetuar una situación no hace más que degenerarla, destruir lo que quizás en algún momento funcionó decente o perfectamente. Pero recordemos que el mundo no se mantiene estático, y lo que funcionó ayer no tiene por qué funcionar el día de hoy.
Estrecharle la mano al cambio no escuestión de debilidad, es cuestión de firmeza y visión; el poder, por el contrario, representa al miedo de no tener y desaparecer. Sin embargo, las ideas no desaparecen, estemos o no de acuerdo con ellas; pero incluso para éstas, la inhalación y exhalación, el comienzo y el final del ciclo, son necesarios para sobrevivir.

Para mañana…
No nos dé miedo abrazar el cambio, puede que duela al comienzo, pues tenemos que acostumbrarnos paulatinamente a la nueva sensación. La cuestión es qué hacer cuando el nudo inicial comience a desaparecer, ¿nos enredaremos nuevamente en la confusión y en el ánimo de poseer, u observaremos los cambios de nuestro respirar con paciencia para inhalar nuevos vientos? La necesidad del cambio siempre toca a nuestra puerta, en la de todos y cada uno; la cuestión es, ¿qué esperamos para abrirla?

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